Me niego a creer en la mala suerte.
Me atrevería a definir la suerte como un conjunto de conductas supersticiosas, es decir, que no guardan relación causa-efecto.
Ayer, tras vivir durante 20 años en casa se pusieron de acuerdo el frigorífico y el fregadero para averiarse.
No pudieron distanciarse unos días, no, sucedió el mismo día. Y sigo pensando que la suerte no existe.
Al frigorífico le dediqué una gestión en internet y en 30 minutos tenía a una persona que lo estaba arreglando en 20 minutos.
Y el problema del fregadero era un atasco, un soberano atasco. El agua no corría de ninguna forma, la tubería que bajo la pared se obturó.
Lo he intentado todo: la ventosa para succionar y desprender el atasco, el cable de fontanero que introduciéndolo quita todo pero que a metro y medio no podía seguir perforando, el producto W.C.NET que garantiza que en 15 minutos quita cualquier atasco, agua caliente, presión, y un par de palabrotas por si servían de algo.
Todavía tenía un método guardado en la manga, ácido sulfúrico al 98%, pero me daba reparo utilizarlo porque no estaba seguro de si las tuberías eran totalmente de PVC.
Total, que recordé lo que se cuenta de que la CocaCola hace desaparecer un filete de carne o quita el óxido de un tornillo, etc.
Así que manos a la obra.
Medio litro del referido refresco y a los 15 minutos ya pude ver correr el agua un poco.
Salí a comprar 4 litros y sólo he necesitado litro y medio para solucionar el atasco.
Mañana llamaré al fontanero para anular la cita.
Ya podéis imaginaros la alegría que me ha dado CocaCola.