La otra noche, me di cuenta que estaba enamorado de un hombre que era gay, como su padre. Luego reflexioné sobre mi creciente homofobía así que decidí una hetera decisión: decirle que yo amaba una lagartija coja de 6 patas la cual estaba haciendo tamales y un poco de algún pedazo de la almeja de San Goñiguez, la cual apreciaba por su gran sabor a mierda que se impregnaba en mi paladar y su zapato de una forma única y extrañamente ¡Llamadme vuestra felicidad!, ¡Se acabó la tristeza! , fue cuando me di cuenta de que no había chocolate para merendar, decidí salir al supermercado a comprar un cabaret ruco de chicas feas y gorronas que todas juntas me...