Quien conoce el Camino Francés te podría decir que es vello recuerdo de cuando llegó a Astorga como compensación a la desolada Castilla de los páramos y campos. O el rechinar de las ruinas de una calle de Foncebadón, pueblo milenario en piedras y hospitalidad.
El rollo es subjetivo, la postal objetiva.
A veces decimos más de nosotros mismos en nuestros comentarios que de lo que intentamos analizar.