Je, jé. Buena pregunta.
Siempre me han gustado los cálculos de amortizacones pero aunque ya no me hacen falta siempre los tendré a punto para las hipotecas de mis hijos.
Me encanta la trigonometría y sobre todo el sistema Polaco de Notación Inversa, ya que esta calculadora, aparte del funcionamiento normal, el algebráico, presenta otra modalidad.
Por ejemplo, para sumar 2 y 3 no se pulsa el 2 y a continuación el signo de sumar, el 3, el signo igual y a ver el resultado.
Se pulsa el 2, la tecla ENTER, el 3 y ahora el signo de sumar. Igual que si se hiciera en una pizarra.
En Navidad compré la HP35S, que es una conmemoración de la HP35 que salió hace 35 años.
La HP35 la veía todas las tardes de paseo cuando estaba haciendo el servicio militar obligatoria en Murcia, hasta que decidí comprarla a plazos, por supuesto. Y era mi juguete en la mili. Fue la HP21, la HP35 no me la podía permitir.
La HP50G es programable, haré algunas cosillas y luego lo pongo en internet porque el emulador permitirá ver los programas sin necesidad de comprar la calculadora.
Sí, soy un coleccionista de calculadoras.
Todavía tengo la Texas Instruments que compré en el año 1975, aproximadamente.
Y hay por ahí una calculadora CASIO, que soy forofo de sus relojes, que me está atrayendo, pero me dedicaré a la nueva adquisición cuando lleve un tiempo con la nueva.
La explicación de estas aficiones, me nace, como a todos, en la infancia. La personalidad comienza a formarse cuando pequeño por los objetos que poseemos, entre otros determinantes.
Yo llevaba siempre los bolsillos llenos de pequeñas cosas. Un día cuando en casa se fue la luz, todos se volvieron locos buscando hilo de cobre para sustituir el fusible. Yo lo tenía en el bolsillo. Si hacía falta un trozo de cuerda yo la tenía.
Cuando se perdía algo, bromeando, decían que estaría en mis bolsillos.
Y cuando me iba a dormir siempre me llevaba algún objeto en la mano, pero objeto que no sabía para qué servía pero me atraía su posible explicación.
En mis años mozos me paraba en los escaparates de las ferreterías e intentaba averiguar para qué servían las cosas expuestas. Y si algo se me escapaba entraba en la tienda y lo preguntaba.
Cuando mi primer hijo era lactante tuve que tirar de la memoria "escaparatil" para conseguir dos objetos que hacía años había visto en el escaparate de unas farmacias.
Antes de meterme con los ordenadores en los años mil novecientos ochenta y muy poco compraba muchas revistas del tema y siempre me decía: esos ordenadores, llegará el día, en que no valgan tanto y sean asequibles para poder entretenerme con ellos y hacer lo que se me pudiera ocurrir. Y así fue.
Hoy nos maravilla el desarrollo tecnológico.
Ah, mi reloj marca la temperatura. la presión atmosférica, es brújula, predice el tiempo, y , me parece, que también marca la hora.
Lo que no me gasto en tabaco y alcohool me lo fundo en caprichillos.
¿A que una traductora de bolsillo de varios idiomas y parlante sería una buena adquisición?
A ver si convenzo a mi familia para que se acuerden de regalarme algo de una vez. No me regalan nunca. Dicen que no me hace falta. Son unos *amones.
Oye, Zoo, al lado de mi pueblo hay un palacio en el que vivió y muchos años y murió Hernán Cortés.
¿Qué idea tienes de ese señor?