Me suena la palabra redondeo a la práctica ladrona que tenían las entidades bancarias en la edad media y no hace tantos siglos.
Depositabas tu monedas de oro en determinada banca, por ejemplo, 100 monedas de oro.
Cuando ibas a recogerlas te entregaban tus 100 monedas, redondeadas, por supuesto.
Los sinvergüenzas cogían una lima y quitaban algo de oro alrededor de toda la moneda. La redondeaban.
Un poquito de cada moneda era mucho. Cuando esas monedas llegaban a otra entidad bancaria se volvía a repetir la labor. Y llegaban a un punto donde se hacía notorio el robo.
Desde entonces, todas las monedas llevan labrado el canto, para evitar que nos roben por la cara.
Con la banca hemos topado.